Yo creía que el amor comenzaba con una mirada, con unos ojos
que te miran y te pierdes.
Que luego venían las mil coincidencias: la misma música, los
mismos sueños, la misma historia, los mismos hobbies extraños,…
Luego cometeríamos mil locuras, nos reiríamos siempre,
caminaríamos borrachos por las calles desiertas, noches en vela hablando con
palabras, con el cuerpo.
Y después LA VIDA. La vida de la "N". De Nosotros, de lo Nuestro, del “Nos”. Vivir Nuestra vida con Nuestros amigos y
Nuestra familia porque Nos encanta estar unidos. Desayunos en la cama, mensajes en la mampara
de la ducha, cenas a la luz de las velas,…
Yo me creí que ante los baches típicos del amor él vendría roto
por dentro con un ramo de rosas, correría por mí hasta el vuelo 326 o me
cantaría Sabina en la ventana.
Entonces, un día cualquiera, iríamos al teatro y de pronto
en la inmensa pantalla se proyectaría nuestro amor y en los créditos un
mensaje: ¿Quieres casarte conmigo?
Más tarde me enamoré. Y jamás hubo rosas, no hubo detalles
bajo la almohada ni corrió tras de mí después de una pelea y pronto se acabaron
las mariposas del estómago.
Pero os juro que nos queremos.
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